SÁTIRO

¿Sabes por qué hace tiempo que no puedo escribir ni una maldita línea? Porque gasto todas las energías en masturbarme. Sí, lo hago a todas horas y en todas las posturas. Me masturbo con la pericia con la que el niño Raúl de aquel viejo cuento de Cela se medía las orejas, como dicen que lo hacen los monos, como supongo que lo deben de hacer los seminaristas y las monjitas sin vocación, como los condenados a muerte, como si buscara licuarme, con el fanatismo del que ha encontrado una religión nueva. He alcanzado tal pericia en el difícil arte de la masturbación que hasta siento lástima de esta soledad a la que me condena el oficio, lástima de no poder mostrar al mundo este talento tardío. Me gustaría masturbarme en la plaza, exhibiendo mi arte, como los pintores del Retiro o de las Ramblas de Barcelona. Sólo me detiene la pereza. Pero en verdad que soy digno de todo elogio. Lo hago a una mano y a dos manos, de pie y sentado, despierto y en duermevela. Ya no busco el placer; qué placer puede reportar un miembro casi desollado. Busco el perfeccionamiento, el cansancio, la huida. Busco la entrada al sueño. Busco alejarme de ti y de tus recuerdos. Busco evadirme, y miro el orificio de mi pene como quien mira la ventana, pequeña y lechosa, que puede conducirme hasta el Paraíso.

                En los entreactos, por tomar resuello, te he escrito este poema, que no todo no va a ser vocación.

Desde que me arrojaste de casa
con tus ardides, más claro veo,
oigo más nítido y más lejano,
marcha mi vejiga sin ambages,
no padezco mareos ni cólicos
ni ronco ni escupo ni vomito,
se fue aquella acidez de estómago
que tan desvelado me traía,
cago duro, puntual y breve,
y hasta orino clarete y atinado;
y tan grande revolución
ha provocado tu cornamenta
en mi cabeza, que al percatarse
en comunión con sus raíces,
no sé cómo ni de qué manera,
pero me ha brotado un pensamiento
en el centro mismo de este erial
desahuciado y triste que dejaste.

Del libro inédito Zorra mía, diario de un poeta recién  divorciado

3 thoughts on “SÁTIRO

  1. Eres un fenómeno, Florián. Me ha encantado éste post, sí señor. Y su amargura repleta de salvífica ironía. El final es, sencillamente, maravilloso. Un besazo.

  2. Ya Aute y Rodríguez definieron el mágico momento y su melancólica soledad en "Dentro". 😉

    Podrías intentar desmenuzar esta pericia en un más difícil todavía: metiéndote en el papel de una mujer.

    Ahí queda eso.

  3. Me sumo a la petición de que se meta en el papel de una mujer, aunque me da a mi que por ese aro no pasará… ¿me equivoco?
    I.

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