LA REALIDAD ABURRE

Lo decepcionante de ver a tanta gente de posibles envuelta en casos de robo y fraude es que  te devuelven a la realidad de un mazazo. Y la realidad aburre a las ovejas. Lo que nos gusta es soñar con un mundo ficticio donde la excelencia y la virtud son viables, paraguas contra la miseria y los trapicheos en los que se ve uno envuelto para llegar a fin de mes. Cada escándalo financiero ha sido un escupitajo de realidad. Y la realidad es chusca y hortera. En la realidad, Mónica Belluci envejece y los chicos Malboro mueren de cáncer de pulmón.
La realidad es un tostón. Ese es el fundamento del negocio de la política y de la industria del ocio, el ansia por huir a toda costa de esta realidad que abruma. Los de la televisión lo vieron claro hace años. Por eso no dedican tiempo al mundo real. Meten, por ejemplo, a diez tipos en una casa repleta de cámaras, los encierran a cal y canto, y a eso le llaman un “reallity show”. Para ellos la realidad es un circo de cuatro pistas.
Hasta en los telediarios venden fantasía. En uno de ellos escuché ayer decir que el Ayuntamiento de Madrid ha aprobado concederle la Medalla de Honor a Alberto Ruiz-Gallardón  por «trabajar cada día por el Madrid del futuro». A saber qué entienden ellos por futuro. La novela, dice Milan Kundera, no nació del espíritu teórico, sino del espíritu del humor, de la anécdota. Como la historia de Mamoru Samuragochi, al que llaman el Beethoven japonés porque es sordo y compone sinfonías de éxito, y que ha resultado que, además de no ser el autor de la música, se sospecha que tampoco es sordo. Sólo le queda por confesar que tampoco es japonés y es de Chiclana. La comedia hace digerible esta realidad donde todos juegan al tocomocho. Por algo el autor preferido de los romanos no fue Virgilio sino Plauto, un tipo que aborrecía la realidad hasta el extremo de que en sus comedias no hay ni un solo retrato, sólo caricaturas. Cuando la realidad fatiga, la risa es un arma de defensa personal. De ahí que algunas risas suenen a ráfaga de ametralladora.

El Ayuntamiento de Salamanca ha cancelado una exposición de Ausín Sáinz porque exhibía cuadros de la infanta y de dirigentes políticos con una mierda en la cabeza. Olvidan que el deber del artista es mostrar la realidad desde todos los ángulos posibles e imposibles, pero ya decía Caro Baroja que los políticos, y no los intelectuales, son los que viven fuera de la realidad. Hoy serían malos tiempos para Plauto. Hay que cogérsela con papel de fumar. Se permite arruinar a un país pero te linchan por un prejuicio. Monago ha tenido que pedir disculpas por haber dicho en una rueda de prensa, en alusión a las balanzas fiscales, que «esto no es un mercado de judíos». Visto así, alguien tendría que pedir disculpas a los romanos por decir que el merengue y la bachata son ritmos latinos. Como nos asusta la realidad, la convertimos en un chiste mostrenco. Cualquier cosa antes de admitir que lleva una mierda en la cabeza.

Publicado en el diario HOY el sábado 8 de febrero del 2014

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