AFORISMOS, DEL ULISES DE CUNQUEIRO

La mitad del ser humano es sueño, dice Cunqueiro

 Entre mis lecturas preferidas, Las mocedades de Ulises, de Cunqueiro, por lírico, por sabio, por inabarcable, por raro. De esas cosas que él llama «extremos imaginativos» y que yo llamaría delicias del talento creativo, he sacado algunos aforismos.
1. Toda novedad y primavera penden del corazón del hombre, y es éste quien elige las estaciones, las ardientes amistades, las canciones, los caminos, la esposa y la sepultura, y también las soledades, los naufragios y las derrotas. 
2. Buscar el secreto profundo de la vida es el grande, nobilísimo ocio.
3. Ítaca es pequeña vista desde un gran navío o desde un rápido avión, pero medida con el paso de mis bueyes es un gran reino.
4. Amigos, ha nacido el gran desconocido: mi hijo. Los primeros años es él quien va reconociéndonos poco a poco; más tarde, el resto de nuestras vidas, lo pasaremos nosotros intentando reconocerlo a él.
5. Todos tenemos detrás de nosotros un pañuelo diciendo adiós, y aunque hay algún que otro cabrón que no mira por encima del hombro el pañuelo que agitan desde tierra, lo propio del hombre adulto y sobrio es sorber una lágrima.
6. La verdadera conversación humana se aprende en la tragedia.
7. ¿Sabes, Laertes, qué es rezar? Estás en un rincón arrodillado, y vas dejando caer palabra tras palabra, y vanos pensamientos y vagas figuras te distraen, pero hay un hilo, un hilo que no se rompe, y que de pronto, cuando estás más alejado de la oración y olvidado de las palabras del libro, se pone a arder, y te calienta el corazón a ti, el pecador, al mismo tiempo que quema la mano de Dios y las manos de sus santos. 
8. La boca de los reyes ama el hexámetro, y también el silencio.
9. Cuando un ítaco sale a recorrer mundo, su madre toma del hogar un trozo de leño, lo apaga, y con su carbón escribe sobre los labios del hijo esta hermosísima palabra: regresar.
10. Los pies fríos entorpecen las manos de las hilanderas en la rueca y el huso; sólo unas hay que pueden hilar, veloces y silenciosas, con los pies helados: las Parcas.
11. Las naves, como los corceles, tienen horas nerviosas.
12. Diálogo entre Foción y Ulises:
Ulises: ¿Qué es más hermosa cosa, una nave o una mujer?
Foción: La tierra es hermosa y el mar también lo es. Ser libre de ir y venir es grande cosa. ¿Qué es la más marinera de las naves sin un piloto? No hay respuesta a tu pregunta, joven Ulises. Acaso, al final de los días…
Ulises: ¿De qué se hace la nave más ligera?
Foción: De palabras. Te sientas, apoyas el codo en la rodilla y el mentón en la palma de la mano, sueñas, y comienzas a hablar. Pero para regresar, Ulises, la nave de las palabras no sirve. Hay que arrastrar la carne por el agua y la arena.
13. ¿Qué es lo que es mentira? Quizá todo lo que no se sueña.
14. El embustero tiene que tener halcones en la lengua.
15. Son muy diferentes los caminos de ir y los de venir, los hados son siempre más favorables al que parte que al que regresa. Ha acontecido a algunos que en el viaje de retorno han oído hablar de ellos mismos como si ya hubieran muerto hace mucho, mucho tiempo.
16. No sé cuál es la doctrina cristiana a este respecto, pero quizás a los cuerpos muertos les sea permitida alguna especie de amor, mientras no llega la resurrección de la carne.
17. Hay velas porque hay viento.
18. No hay casas pobres que duren; el pedir limosna dispersa las estirpes.
19. Los hombres corrientes y libres, como yo, resucitarán con los mismos cuerpos y almas que tuvieron, pero los reyes resucitarán en sus monedas de perfil, con la ley que amonedaron. Si hicieron moneda podrida, podres resucitarán.
20. El mar no es de los osados, sino de los tranquilos resueltos.
21. Pocas cosas existen en las que el hombre se reconozca tan libre, rico y fabulante como en un viaje en la mañana, en el tiempo nuevo, a través de un bosque. 
22. Las mocedades tienen facilidad para las inmensas pesadumbres, lujo poético de la juventud. 
23. En tintos hay dos calidades, el de la derecha y el de la izquierda. Yo soy zurdo en vinos. Me gusta el de la izquierda porque es más ligero y más fresco. El de la derecha es un vino de otoño, y su ancho cuerpo pasa con dificultad por mi boca.
24. Los vinos son raza humana mejorada.
25. El rey Lear venía del mar. Por eso, por ser marítimo, al llegar a la ancianidad repartió fácilmente las tierras entre las hijas. Un rey de labranzas no lo hubiera hecho.
ALVARO CUNQUEIRO, LAS MOCEDADES DE ULISES
Destino Libro, 283. 1ª edición. Marzo 1989.

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