EL EXTRAÑO CASO DEL HOMBRE HECHO A SÍ MISMO

crop man with various banknotes in pocket

Puede que el año 2023 haya sido año de crisis política y de zozobra económica. Pero no a todos les ha ido mal. Ni siquiera regular. Es más, por primera vez un español ha conseguido colarse en la alineación de los más ricos del mundo. Se ha colado, vale, pero aún no juega en el once titular. Ha de conformarse con lucir el número doce de la lista Forbes ya que su fortuna solo alcanza los cien mil millones de dólares, cifra que a un humano normal puede parecer una obscenidad, pero que en una barbacoa con los otros once de la lista igual hasta le miran como al primo pobre.

Lo que importa es que en ese edificio de los supermillonarios de Facebook, Amazon, Tesla y demás ricachones hemos colocado nuestra primera piedra patria. Ya solo falta colocar a los otros cuarenta y siete millones y medio de españoles. No es fácil. A la mayoría, según cuentan los que se dedican a estudiar a los súper ricos, nos falta un detalle que caracteriza a estos mega empresarios: todos ellos son hombres y mujeres hechos a sí mismos.

Por mi parte confieso que mis padres me metieron en la cabeza lo de hacerme un hombre de provecho en lugar de revelarme el secreto de cómo hacerme a mí mismo. Y ya no sé si estoy a tiempo. Pero, por otro lado, ¿cómo se hace uno a sí mismo? Tengo la sensación de que nadie jamás en la historia de la Humanidad se ha hecho a sí mismo. Hasta donde yo sé, uno por sí mismo no se basta ni para freír un huevo, porque para ello hace falta que alguien críe la gallina, otro que haga la sartén, otro que cultive los olivos y fabrique el aceite y otro que recolecte la sal. Un buen ejemplo de hombre hecho a sí mismo es Tom Hanks en la película Náufrago, y ya sabemos cómo acabó: famélico y hablándole a una pelota de rugby.

A lo mejor cuando decimos hecho a sí mismo lo que en realidad queremos decir es que solo piensa en sí mismo. En su cuenta corriente. Hay un sector interesado en justificar este comportamiento haciendo correr la idea de que la sociedad es una jungla en la que sobrevive el más fuerte, que esto es un sálvese quien pueda. Y no es verdad. Somos una comunidad. Una red. Sensible y frágil, pero red. La única verdad es que entre todos lo hacemos todo. Y que todos necesitamos de los demás.

Cuando el de Inditex y el de Amazon vinieron al mundo necesitaron un médico que ayudara a sus madres en el parto. Aprendieron un idioma que ellos no inventaron en unas escuelas que ellos no levantaron. Se alimentaron con comida que otros cosecharon. Patearon calles asfaltadas por manos que no fueron las suyas y que otros limpian a diario. Aviones, coches, teléfonos, electricidad, internet, todos los recursos que han usado para labrar su fortuna son invenciones que otros humanos han puesto a su servicio. Puede que tú seas el listo que sepa cómo freír el huevo, pero si te olvidas del que cebó a la gallina y del que hizo la sartén, si usas tu fortuna para darte postín en lugar de para fortalecer la red, para devolverle el favor a los que la han hecho posible y para hacer del mundo un lugar mejor, no solo estás lejos de ser una persona hecha a sí misma, es que estás a un paso de ser un imbécil de proporciones mayúsculas. Y hasta para eso necesitas que los demás te echemos una mano.

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