CRAS, PROCRASTINAR Y EL GRILLO DE AURORA

 

Cras significaba mañana en los tiempos del Cid. Aún hoy en día, si tecleamos la palabra en el diccionario de la RAE, veremos que sigue ahí, significando mañana, aunque ya marcada como voz en desuso. Si quisiéramos ser exactos tendríamos que añadir tras “voz en desuso” una nota aclarando que lo de en desuso viene de lejos, casi seis siglos han pasado sin que nadie se acuerde de ella. Baste decir que en los tiempos de Nebrija, hacia 1500, ya era un arcaísmo. Sin embargo, ahí está. Y con todo merecimiento.

Hoy están mezclados dos conceptos distintos. El día de mañana y la primera hora del día. Nosotros usamos la misma palabra, mañana, para referirnos a ambas cosas. Y es evidente que no son lo mismo. Es una reiteración que ni siquiera suena bien: mañana por la mañana. Qué lío para un extranjero que esté aprendiendo nuestra lengua. Nuestros antepasados, hasta finales de la Edad Media, decían cras a la mañana o cras a la noche. Tenía sentido.

Cras es un adverbio que entra en nuestra lengua directamente del latín, y sin alterar ni una letra. Los romanos también decían cras para referirse al mañana. A partir del siglo XIII se puso de moda la palabra mañana y el cras quedó arrinconada, casi olvidada, excepto en algunos refranes y en los diccionarios.

Juan de Valdés (1509-1541) en su Diálogo de la lengua dice que “por mañana diré cras, pues me da licencia el refranejo que dice: hoy por mí, cras por ti”.

La palabra mañana, que también tiene origen latino, procede de la voz mane, que era el adverbio con el que los romanos designaban a las primeras horas del día.  Con el tiempo, en vez de emplear la expresión latina canónica maneana hora para referirse a las primeras horas del día, se dijo solo maneana, convertida al castellano en mañana.  

En el año 1589 Juan de Pineda escribió en sus Diálogos familiares de la agricultura cristiana, que “la corneja dice con su canto cras, cras, que quiere decir mañana, mañana. Y así los que viven de esperanzas pasan de día en día, como los cuervos, prometiéndose buenaventura para los venideros”. Esta leyenda, tomada de los libros de Plinio, da en castellano el verbo crascitar, que es la voz culta para designar el graznar del cuervo.

PROCRASTINAR Y LOS GRILLOS… ALGO QUE VER

Hay otra leyenda que, a mi parecer, es la más melancólica y triste de las que inventaron los clásicos. Y no tiene que ver con grajos ni cornejas sino con grillos.

Según la leyenda griega, la diosa Aurora se enamoró del joven y hermosísimo Titono. Lo secuestró, lo llevó al Olimpo y le pidió a Zeus que le regalara a su amado el don de la inmortalidad. Zeus, que era un padrazo dijo que vale y en un periquete Titono pasó de mortal a inmortal. Pero la diosa Aurora había olvidado un pequeño detalle, el poder del tiempo. Titono envejecía y se arrugaba y perdía el antiguo esplendor y, con ello, el amor de Aurora. La diosa, como no podía matarlo ni tampoco amarlo, lo apartó de su vista, en un rincón del Olimpo donde el pobre Titono se fue encogiendo, ennegreciendo, afeando, hasta convertirse en un grillo. A los oídos de los antiguos el canto del grillo sonaba a mori, mori, que quería decir mátame, mátame.

El tiempo mató a la palabra cras, pero, como el viejo Titono, pervive convertida en otra cosa. En una voz que las redes sociales han puesto de moda: procrastinar.

Lo definió por primera vez el padre Terreros en su diccionario de 1767 diciendo de él que era voz que “usan algunos por dilatar para mañana, para otro día”. La RAE no la incluyó en su lexicón hasta 1989 definiéndola como sinónimo de “diferir, aplazar”, definición que sigue vigente.

Procrastinare fue un verbo latino usado en el lenguaje jurídico para referirse a un asunto que quedaba pospuesto para el día siguiente. Seguro que eso era lo que pensaba Aurora cada vez que escuchaba cantar a un grillo: tengo que solucionar lo del pobre Titono; pero hoy no, mañana.

 

[Esta entrada pertenece a la sección Te Tomo La Palabra que semanalmente comparto en el programa Gente Corriente, de Canal Extremadura Radio. Puedes escucharlo aquí.]

 

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